SERIES PARA RECOMENDAR: SUCESIÓN

Allan Martínez
Allan Martínez

Fue uno de los grandes fenómenos de HBOMAX en el 2023. Su final, tan impactante como su inicio, ubicó a Succession dentro de la categoría de mejores series que el gigante del cable ha producido. Yo, recién acabo de terminarla y ahora no sé qué hacer con mi vida. Esto me pasa muy poco y será tema para otra columna.

¿De qué va? Succession es una crónica violenta de una familia en declive dentro del mundo empresarial.

Los Roy poseen un imperio corporativo mediático llamado Waystar Royco que se jacta de colocar presidentes y hacer lo que se le da la gana para obtener poder. Sin embargo, el patriarca, Logan Roy, interpretado por el escocés Brian Cox, padece de problemas de salud por su avanzada edad. Este factor abre la posibilidad, o la jaula, para que uno de sus hijos, o hienas, asuman el poder. Sin embargo, Logan no tiene la más mínima intención de ceder su legado.

La cita de Tácito: “Hicieron un desierto y a eso le llaman imperio”, parece definir las cuatro temporadas de la serie en donde el engullimiento de conglomerados es la constante de victoria y validez por parte de los Roy. En cada temporada somos testigos de la bancarrota moral de cada uno de los personajes y como aceptan con gusto denigrarse para probar su lealtad.

Los Corleone versus Los Roy

Los Corleone sabían que la familia era lo principal y luchaban contra un mundo que los quería extinguir. Sabían que con la lealtad, el amor tosco y migajas afectivas, era suficiente para sortear esa cloaca de hipocresía.

Comparada con la familia mafiosa, los Roy rompen esos valores con creces. Kendall Roy (Jeremy Strong), Siobhan Roy (Sarah Snook), Romulus Roy (Kieran Culkin) y Connor Roy (Alan Ruck), son los cuatro hijos cretinos e insensibles que navegan el sin sentido de la vida acomodada y buscan la aprobación de un padre que usa su lazo sanguíneo (que más parece látigo), para chantajear a sus vástagos con promesas de dirigir el imperio “algún día” ya que son accionistas y tienen voz y voto en la Junta de Accionistas.

Vemos entonces que la hipocresía está en la misma sangre y cada integrante de la familia se aferra a su crueldad para sobrevivir el salvaje ecosistema.

El ojo del contemplador

Técnicamente Succession lleva todas las de ganar como una serie de época. Posee un gran guión y los actores tuvieron la libertad para improvisar sus líneas para elevar la intensidad.

A nivel técnico, la serie se acompaña de tomas de cámara con acercamientos violentos propios de comedias como The Office o Brooklyn 99 que, y esto es cuestión personal, sirven para hacer énfasis en las emociones de cada personaje. El abuso de este recurso choca con la brillante fotografía de la fría Nueva York que se desencanta por la opulencia. De pronto Succession podría tener ese tinte de tragicomedia pero en mi caso me pareció innecesario. Esto es conjetura.

Hay que resaltar el gran elenco que complementa la constelación de detestables personajes que por momentos pareciera que sobran, algo así como las comillas de una firma pero que, con el pasar de las temporadas, encuentran su propio filo en la narrativa.

En nuestra retina quedarán grabadas las actuaciones de Nicholas Braun como Greg, Matthew Macfadyen como Tom Wambsgans y J. Smith Cameron como Gerri. Podemos seguir mencionando a una decena de personajes que dieron vida a una serie rotunda.

Le debemos la serie al showrunner Jesse Armstrong quien tiene bajo el brazo títulos como Black Mirror y Four Lions y la producción de Will Ferrell, sí, ese comediante que por momentos saca canas verdes.

En cuanto a la música es imposible huir de esa épica suite de piano compuesta por Nicholas Britell que recorren las imágenes de una clan fracturado por el lujo y la ambición.

Recomendable la revisión de esta serie. Sobre todo porque nos muestra la decadencia de una familia que se quiebra por el dinero, la herencia y el poder. Un retrato actual de los tiempos que corren.