¿QUIÉN SERÍA EL CAMPOMANES?

Oscar Augusto Rivas Sánchez

Al jugarse el Campeonato Mundial de Ajedrez en 1984, entre el campeón Karpov y el retador Kasparov, las cosas se complicaron puesto que habiéndose pactado que ganaría el campeonato quien alcanzara 6 victorias, aquello se convirtió en una serie de tablas -empates-, que llevó el campeonato hasta febrero de 1985, sin que se definiera al campeón. Era la de nunca acabar y entonces apareció Florencio Campomanes, presidente de la Federación Internacional quien simplemente dijo “esto se acabó” y el campeón sigue siendo campeón. Nuestra afición y cariño al deporte ciencia, nos hizo vivir intensamente esta historia.

Ahora en Guatemala, sin que nadie lo esperara, el jefe del Ejecutivo, a primera hora del lunes apareció diciendo que entregará el cargo el 14 de enero, lo que asombró a muchos, pues por una parte esa es su obligación, eso manda la ley y por la otra, ha incumplido tantas promesas, que resulta difícil creerle. Pero lo dijo y con ello rompió un silencio que para muchos fue sospechoso.

Un momento más tarde, el poco competente Tribunal Electoral, dijo que estaba listo para la segunda vuelta, que ocurriría el 20 de agosto y que solo le faltaban algunos trámites para hacer la declaratoria correspondiente.

Luego se supo que el pleno de magistrados de la Corte Suprema, que ya excedieron su periodo constitucional, estaba reunido de emergencia; que darían una conferencia de prensa, y mas tarde, el vocero, no los magistrados, anunció que en opinión de la corte, el Tribunal Electoral   ya había cumplido los mandatos del tribunal de amparo.  

Para ajuste de cuentas, en el ínterin anunciaron la captura con fines de extradición de un alcalde, al que le permitieron participar en las elecciones, cuando si tenía esos problemas, está claro que no podía ser candidato.

Fue un torrente de acciones poco común en quienes ejercen el poder.

Francamente, no parece ser una CASUALIDAD, da la impresión de que alguien somató la mesa, alguien les pegó un grito o cosa por el estilo; como que les jalaron la alfombra y todos se apresuraron a tratar de lavarse la cara, a vestirse de primera comunión, como si no los conociéramos.

Podemos recordar que cuando se trató de obstaculizar la participación de algún candidato o de permitir la participación de alguno que por ley no podía hacerlo, las autoridades funcionaron como reloj suizo, con toda precisión y coordinación, total, había intereses comunes y compromisos que cumplir.

Algo parecido ocurrió ahora, un reloj muy bien ajustado, solo que para zafar bulto.

Si no tuviéramos tan lamentables experiencias, podría pensarse simplemente en una coincidencia, pero con lo que hemos visto, pienso que apareció un CAMPOMANES: quizá Cayalá, el army, el cuerpo diplomático o que se yo. Entonces, no me quitarán de la mente que hubo un Campomanes que les dijo YA BASTA. Da la impresión de que oyeron pasos de animal grande y se asustaron, por lo que ya no esperaron otro grito. Algo pasó que quizá nunca sabremos.