LOS DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

Luis Fernando Mack

“Conscientes de que la resistencia digna contra el fraude electoral debe continuar hasta que el usurpador Walter Mazariegos se vaya, hemos decidido renovar las estrategias de la lucha sancarlista en defensa de la Autonomía Universitaria”

La digna resistencia de la Universidad de San Carlos ha decidido transformar la estrategia de resistencia, debido a que la toma de las instalaciones no puede continuar de la misma forma de forma indefinida, especialmente si se considera que las autoridades de la USAC siguen empecinadas en no reconocer los problemas de legitimidad que acarrean desde que amañaron las elecciones de la Máxima casa de estudios. El retorno a las clases presenciales, luego de más de dos años de clases virtuales, es ya un imperativo, debido a que hay dos generaciones de estudiantes que ingresaron justo en esta etapa virtual que ni siquiera se conocen entre sí. La modalidad virtual, por lo tanto, parece haber llegado a su fin, con lo que se empezará a transitar a una modalidad que convine la presencialidad con la virtualidad. Recordemos que las instalaciones de la USAC ya hace rato que no se dan abasto, por lo que las autoridades san carlistas deberían considerar implementar mecanismos docentes que combinen lo mejor de ambas modalidades: la presencial y la virtual.

El regreso de las clases presenciales no está exentó de problemas: luego de dos años de estar evitando las colas y tráfico de locura que produce la asistencia de estudiantes, el retorno a la universidad volverá a producir todos los problemas de aglomeraciones y hacinamiento que padecemos los profesores y estudiantes de la máxima casa de estudios, por lo que existe un reto indudable por emprender nuevas estrategias docentes y académicas que minimicen los problemas de la presencialidad, especialmente porque ya muchos nos hemos acostumbrado a los beneficios de la virtualidad.

Superar el conflicto interno también es un desafío: las autoridades universitarias han demostrado la miopía que los ha caracterizado en todo este año, aferrándose a los puestos que de forma anómala han adquirido, con lo cual le han hecho un daño inmenso a la Universidad. Lamentablemente, las características de conflicto garantizan un enfrentamiento continuado por mucho tiempo más, especialmente por la forma en que las autoridades han operado: amenazando, intimidando y usando la coerción como mecanismo para intimidar a quienes resisten la imposición del rector.

Indudablemente, la necesidad de abordar la reforma universitaria es ya una necesidad sentida, debido a que el gobierno interno de la USAC es cada vez más débil y deslegitimado, con procesos internos que carecen de legitimidad. El reto, por lo tanto, es recuperar la legitimidad perdida: la Universidad Pública es demasiado importante para el país, y rescatar su legitimidad debería ser una prioridad para todos, especialmente para quienes ocupan la máxima autoridad: el cuestionado rector, y el Consejo Superior Universitario, ambas instancias empecinadas en seguir con su camino de la deslegitimación. La historia juzgará severamente a este rector impuesto, y a este Consejo Superior que se ha convertido en cómplice complaciente de las anomalías y procesos que han originado la digna resistencia contra la imposición.

Lamentablemente, la Universidad no puede detenerse: el costo humano y social para quienes estudian en esa casa de Estudios ha sido enorme, además de que hay procesos internos de investigación y extensión universitaria que no han podido continuar, por lo que transformar la resistencia para que permita el retorno paulatino a una cierta normalidad que siga manteniendo la memoria contra la imposición del rector.