LA ESPERANZA ES EL CONSENSO, EL PELIGRO ES EL CAUDILLISMO

Luis Fernando Mack

“Lo peor que se puede decir de Blair es que es el hijo político predilecto de Margaret Thatcher, y su mejor obra”. Ramón Lobo.

Un pasaje poco conocido de la historia de Margaret Thatcher, la ex primera ministra ultraconservadora de Gran Bretaña es la que le atribuye la afirmación sobre la satisfacción que le dio que, tras una larga dominación conservadora, llegara el socialista Tony Blair al poder. La razón: el mejor continuador de su obra sería precisamente un laborista: con un discurso diferente, seguiría los pasos de su partido. A este fenómeno, el escritor paquistaní Tariq Ali le denominó “extremo centro”: la tendencia manifiesta en Europa y Estados unidos hacia la confluencia de los supuestos polos opuestos en un conjunto de decisiones que favorecen el hecho de que no exista gran diferencia entre los gobiernos de derecha o izquierda en el poder, por lo que, estrictamente hablando, ya no hay una alternativa real en los procesos electorales.

En la carátula del libro “Extremo Centro” se sintetiza esta preocupación: “¿Qué hacer en el crepúsculo de la democracia? ¿Qué sentido tienen las elecciones cuando el resultado es siempre el mismo: una victoria del ¿extremo centro? Desde 1989 la política se ha convertido en una competición para ver quién es capaz de prestar un mejor servicio a las necesidades de los mercados, una pugna ahora mediatizada por inestables movimientos populistas”. Tariq Ali.  

Esta anécdota inicial es anticipo del argumento central de la presente reflexión: hemos argumentado extensamente sobre la necesidad de generar una opción de consenso que favorezca la posibilidad de romper la hegemonía conservadora que ha prevalecido en Guatemala en los procesos electorales desde hace muchos años, por lo que la vía del consenso sigue siendo la gran esperanza. Sin embargo, hay que señalar desde ya que toda oportunidad, también encarna un peligro latente: la posibilidad de que dicho proyecto de consenso se convierta en la peor pesadilla, si gracias a este proceso de unidad, llega al poder un caudillo al estilo de Nayib Bukele en el Salvador, o Pedro Castillo en el Perú.

La victoria de Pedro Castillo en el Perú, un líder campesino supuestamente de izquierda es quizá el mejor ejemplo de esta dolorosa realidad: se enfrentó a una opción abiertamente de derecha, encarnada en Keiko Fujimori, la hija mayor del expresidente Alberto Fujimori: el proceso electoral peruano del 2021 fue un proceso altamente polarizado y duramente peleado, en el que Castillo se impuso con apenas el 0.25% de los votos. La victoria de la opción de izquierda, sin embargo, parece que le ha hecho un gran favor a la causa de Keiko: el errático gobierno de Pedro Castillo ha sido ampliamente cuestionado por mantener una línea de acción similar a la de gobiernos anteriores, con lo cual existe ya un clamor creciente por su destitución, a menos de un año de su llegada al poder, lo cual paradójicamente, está fortaleciendo la opción de la extrema derecha.

La moraleja de la experiencia que estos países nos demuestra que la opción de consenso sigue siendo la gran alternativa para contrarrestar la ofensiva conservadora y antidemocrática que vivimos en la actualidad; sin embargo, esta estrategia debe ser adecuadamente construida, de manera que la opción de consenso sea cuidadosamente escogida: un candidato o candidata que no quiera convertirse en el nuevo Nayib Bukele Guatemalteco, de manera que en su acción y propuestas, mantenga la línea de autoritarismo a la que ya nos tienen acostumbrados los mandatarios guatemaltecos, especialmente si consideramos que el sistema político ha sido construido para favorecer el aparecimiento de grandes caudillos: no es casualidad que Guatemala sea la cuna del gran Miguel Ángel Asturias y su memorable obra: “El señor Presidente”. Bien dice el dicho: “Ten cuidado con lo que desees». “Ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad.” Oscar Wilde.