Johns Hopkins: La vacunación contra el COVID-19 fracasó en Guatemala

Foto: EFE/Esteban Biba

El Instituto de Bioética Johns Hopkins Berman compartió una nota de la revista Nature firmada por Luke Taylor en la que recordó que Guatemala tiene una de las tasas de vacunación de COVID-19 más bajas de América Latina, ya que solo alrededor del 35% de las personas han sido vacunadas por completo, asegurando que la vacunación contra esta enfermedad fracasó en el país.

“Las razones de la vacilación de Guatemala son complicadas, según están descubriendo investigadores de salud pública y ciencias sociales. En algunas regiones rurales, solo una persona de cada cuatro ha recibido una sola dosis de vacuna. Aquí, los factores van desde que los funcionarios de salud no trabajen con los líderes de la comunidad para generar confianza hasta que el gobierno no brinde información clara sobre seguridad en los idiomas nativos de los residentes”, se lee en la referida nota.

Agregó que el miedo a las vacunas también influye en la vacilación de los guatemaltecos, pues en un informe no publicado pero visto por la revista Nature, determinaron que alrededor del  54 % de los hogares encuestados estaban preocupados por los efectos secundarios dañinos de la vacuna. Esto como resultado de una encuesta realizada en los hogares guatemaltecos en 2021 sobre sus actitudes hacia el COVID-19 y las vacunas, ordenado por la rama de las Américas de la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington DC.

También resaltó que las personas en algunas comunidades pensaron erróneamente que sus amigos o familiares se estaban muriendo cuando desarrollaron fiebre después de la vacunación, siendo este un efecto secundario común. «No educar a los guatemaltecos sobre los efectos secundarios que son una reacción normal a las vacunas contra el COVID-19 aumentó el escepticismo”, mencionó.

“Nunca nos dieron buena información”, dijo el antropólogo independiente y miembro de los Tz’utujil, Alex Petzey Quiejú, y agregó,  “La visión del estado sobre el tema está nublada por su propio privilegio. No nos entienden”.

Mientras tanto, un portavoz del Ministerio de Salud dijo que muchos «factores culturales y religiosos» han contribuido a la vacilación de la población guatemalteca ante las vacunas, y señaló que grupos que incluyen a líderes comunitarios distribuyeron «información incorrecta o maliciosa», lo que hizo que los residentes se mostraran reacios a recibir vacunas.

“El Ministerio de Salud solo viene a imponerse y nunca escucha”, dijo Petzey Quiejú, quien ha estudiado las reticencias a las vacunas. En los casos en que los investigadores se han sentado con líderes comunitarios como sacerdotes y comadronas (parteras mayas tradicionales) para discutir las preocupaciones de la comunidad, han podido aumentar la aceptación de la vacuna, agregó.

Donde el Gobierno guatemalteco tardó en informar a las comunidades rurales sobre las vacunas, la desinformación se apresuró a llenar el vacío, descubrieron los investigadores. En particular, los grupos religiosos desalentaron a las personas a vacunarse. En el informe de la OPS, el 12 % de las personas encuestadas que declararon que no se vacunarían dijeron que era porque confiaban en que Dios los protegería, puntualizaron.