GIAMMATTEI CON DELIRIO DE PERSECUCIÓN GRINGO

Editorial

El presidente Alejandro Giammattei ha demostrado en los últimos días que padece de delirio de persecución al punto de acusar a funcionarios norteamericanos de querer sacarlo de la presidencia de Guatemala, y todo porque el propio mandatario sabe que ha cometido actos de corrupción y que le pisan los talones para responsabilizarlo por ello.

Desde hace algunas semanas, Giammattei ha estado hablando de una desestabilización en contra de su Gobierno por parte del Embajador William Popp y algunos grupos de líderes indígenas, con el objetivo de derrocarlo de la presidencia.

Hace una semana justificó su inasistencia a la Cumbre de las Américas, en un podcast de la organización Global Liberty Alliance, por no estar de acuerdo «en la forma que hemos sido mal tratados» por personas del Departamento de Estado, quienes han tenido injerencia en asuntos internos del país, incluso aseguró haberle enviado una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, donde explica esas razones.

Giammattei en dicho podcast aseguró que fue presionado por el Departamento de Estado indicando que tomarían decisiones contra Guatemala si reelegía a Consuelo Porras como Fiscal General, «violentando lo que es una responsabilidad soberana institucional».

A tal grado que señaló que Todd Robinson, Juan González y Brian Nichols, promueven en sus redes sociales la «desestabilización en el país» y se declaran contra el Gobierno, «y por esa razón, nosotros le hicimos saber que no íbamos», dijo.

«No podemos ir a un lugar donde no nos tratan bien y siendo nosotros casi que el último país aliado a la región de los Estados Unidos, que supuestamente compartimos los mismos valores y principios, estamos siendo atacados virulentamente desde el Departamento de Estado. El no ir también es un mensaje», aseguró Giammattei en esa oportunidad.

Sin embargo, el mandatario ha hecho caso omiso a los llamados del pueblo de Guatemala, para que no solo rinda cuentas de sus actos sino que no elija a personas señaladas de socavar la democracia como lo ha sido la Fiscal General Consuelo Porras. Además, de no entrometerse en asuntos del sistema de justicia guatemalteco, pero ha sido todo lo contario, pues por él precisamente es que se encuentra en el exilio el exjefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Juan Francisco Sandoval y la exjueza de Mayor Riesgo, Erika Aifán, por estar investigando un caso en el que Giammattei se encuentra embarrado hasta la coronilla.

El presidente ha sido bueno para quejarse en programas y con alguno que otro funcionario de Estados Unidos sobre lo que él ha calificado de maltrato, pero con falta de diplomacia para llegar a lo más alto de la Casa Blanca y hablar sobre estos atropellos que según él no merecen los funcionarios guatemaltecos.

El Presidente dijo en ese podcast que irá a los Estados Unidos a hablar y demostrar que los fiscales en el exilio no se encuentran en esa condición, sino que tienen cuentas pendientes con el sistema de justicia guatemalteco y que han mentido en todo lo que han dicho de su Gobierno. Se le olvida al señor Presidente que aquella nación conoce muy bien el caso de la trama Rusa, y que lo atenderán pero en la cara le dirán que es un corrupto, sinvergüenza, sin credibilidad alguna, para atreverse a desmentir lo que bien documentado está.

Hay algunos columnistas todavía ilusos en Guatemala que creen que Giammattei no correrá la misma suerte que el hondureño Juan Orlando Hernández, pues no hay algún caso en el norte que lo acuse de narcotráfico, sin embargo, se están documentando otros procesos que tarde o temprano el mandatario guatemalteco tendrá que enfrentar. Estados Unidos es paciente pero certero, esperaron dos mandatos a Hernández para ir por él, a Giammattei solo le falta un año y meses. Ya veremos el futuro que le espera al esperpento de presidente.