EL METRO DE LA CIUDAD DE GUATEMALA

Luis Fernando Mack

“Con esas dos líneas estamos arrancando esta jornada de trabajo histórica parea la movilidad, para la calidad de vida y la transformación de la Ciudad de Guatemala y el área metropolitana” Ricardo Quiñonez

Lejos están los días en que la ciudad de Guatemala era conocida como la “tacita de plata”, debido a su belleza: era descrita como una ciudad pequeña, limpia, con pocos habitantes y la cual podía recorrerse a pie. Muchos habitantes de la ciudad entonces mencionaban con orgullo que la capital de Guatemala parecía una tacita de plata, de lo limpia y bonita que estaba. También muy lejos parece la idea de Guatemala como la de la “eterna primavera”: en los años setenta y ochenta, el clima de la ciudad era ideal: predominantemente templado, no hacia nunca ni mucho frio ni mucho calor, por lo que era el destino obligado de muchos turistas nacionales y extranjeros, que veían la ciudad con cierto agrado y complacencia.

Pero la falta de previsión y la ausencia marcada de políticas públicas de ordenamiento territorial y de movilidad ciudadana favorecieron un crecimiento acelerado y caótico de la ciudad, que empezó a padecer de muchos de los males que ahora tenemos los capitalinos: trafico creciente, escasez de agua potable, delincuencia imparable, y cambios climáticos que ahora han hecho de metrópoli más grande de Centroamérica, una ciudad difícil de vivir: altas temperaturas de día, bajas temperaturas de noche, favorecen el aparecimiento de muchos padecimientos respiratorios, aunado a la creciente mala calidad del aire, debido al intenso trafico que padecen los capitalinos. El resultado: un viacrucis cotidiano para muchos ciudadanos, que deben perder muchas horas en las interminables filas de vehículos en las famosas “horas pico”, que cada vez se extienden por más tiempo a lo largo del día. Para poner esta realidad del intenso tráfico, la aplicación Waze realizó un estudio para medir la satisfacción de los conductores y los peores lugares de manejo: descubrió que Guatemala está entre las peores ciudades del mundo para conducir: el índice de satisfacción fue medido de cero a diez, en Guatemala fue calificado como de los peores países, con una puntuación de 3 puntos.

Es por eso que para los capitalinos, la noticia de ayer del inicio de los trabajos para construir un sistema de transporte conocido como el Metro es una muy buena noticia: ya no es posible seguir con paliativos como restricciones para el trafico pesado, carriles reversibles o pasos a desnivel, medidas que lejos de solucionar el problema, solo lo han aliviado. La tendencia de los capitalinos de tener cada vez más motocicletas es también otro problema mayúsculo: las muertes por accidentes de motocicletas se encuentran dentro de la causa más común para morir en la ciudad: Los registros de la Policía Nacional Civil (PNC) detallan que ocurrieron 12 mil 163 hechos de tránsito en 2023, en los que estuvieron involucrados 5 mil 797 motoristas.

Por supuesto, la construcción del metro tardará varios años en realizarse, y seguramente muchos más años en producir el impacto positivo que todos esperamos. Sin embargo, debido a las extremas condiciones que los capitalinos enfrentan cotidianamente, la promesa de un cambio es suficiente para alegrarse, debido a que en general, existen pocas razones para alegrarse en esta sufrida ciudad. “Esperamos inaugurar la primera fase del metro subterráneo a mediados del 2027, es un proyecto bastante complejo y difícil, pero confiamos que así será”, expresó el presidente Bernardo Arévalo cuando habló sobre el proyecto.

Para el nuevo gobierno, el inicio de las obras de este proyecto de transporte colectivo es una buena estrategia para empezar a demostrar que vivimos tiempos diferentes, en las que las amenazas a la democracia no han cesado, pero en la que finalmente se respiran nuevos aires que hacen prometer un cambio tan esperado por todos.