ALBORADA

Oscar Augusto Rivas Sánchez

En un museo, por cierto poco cuidado, me encontré con el siguiente párrafo, que no tengo claro quien escribió:

“Cuando llega la oscuridad, todo se ve lejano, sin luz, pero al final, vuelve la esperanza, el ciclo de la vida sigue, y por fin vuelve a amanecer”

Inmediatamente pensé en nuestra Guatemala, enero de 2024. Y es que la noche que nos ha tocado pasar ha sido muy larga y llena de sobresaltos. Ha concluido y de manera muy satisfactoria, la batalla contra la democracia, la voluntad popular y las leyes, que un pequeño grupo de truhanes, pero con poder, nos hicieron vivir hasta que se inició el día 15.

En la oscuridad, la ley se convirtió en el referente mas olvidado; el ejercicio del poder público en instrumento de abuso contra quienes levantaron la voz. Los maleantes no eran muchos, pero sus pretensiones de aplastarlo todo eran gigantescas. El juicio de la historia debe ser muy severo con ellos, pero la justicia, cundo al fin vuelva al imperar, también lo debe ser. Lo que pretendieron hacer y lo que hicieron no tiene nombre, fue inaudito, inesperado, increíblemente grave. Ha sido una noche terrible que como no podía ser de otra forma, originó el deterioro total de los servicios públicos, el abandono de la atención a las necesidades de los guatemaltecos, el robo a manos llenas y sin ninguna piedad de los fondos públicos. Noche tenebrosa.

Pero como dice el párrafo del museo “volvió el amanecer…”

La voz popular dice que los políticos siempre ofrecen lo mismo, que todos son iguales; sin embargo tengo la esperanza y tengo el derecho de tenerla, de que los señores que asumieron los mas altos cargos y dignidades de la nación tienen una pasta distinta, que sus antecedentes de vida y sus planteamientos nos permiten esperar otras cosas, una nueva forma de atender la administración pública y como siempre me acuerdo de las abuelitas, repito lo que ellas decían “tienen buena cara”.

Se ha puesto Guatemala en manos de don Bernardo y doña Karin, como guatemaltecos tenemos la esperanza de conocer algo nuevo, de tener una administración de auténticos “servidores públicos” y no de solo cobradores de cheques al final del mes. Lo que se tiene que hacer es mucho, pero dada la destrucción y deterioro que nos dejaron los que su fueron, será fácil encontrar asuntos que en poco tiempo nos hagan ver los cambios.

Entendamos que el asunto no es solo de los gobernantes, ES DE TODOS; a ellos les corresponde ser honestos, hacer un gobierno decente, voltear a ver, como ya lo han empezado a hacer, a los más necesitados y sus condiciones de vida; y a todos los demás, nos corresponde cooperar desde nuestras esferas laborales, haciendo lo que nos corresponda con buena voluntad y de la mejor forma posible, esa debe ser nuestra responsabilidad y así, podremos iniciar la construcción de la Guatemala que todos deseamos, pues ha llegado el amanecer y no podemos desperdiciarlo.