A TRABAJAR SE HA DICHO

Manolo García
Manolo García

Yo no celebro el triunfo de César Bernardo Arévalo De León y Karin Larissa Herrera Aguilar, electos presidente y vicepresidenta de Guatemala para el período 2024-2008. No eran mis candidatos en el proceso electoral que concluyó el 20 de agosto con los resultados conocidos. Lo reconozco.

Tampoco lamento ni aplaudo la derrota de muchos, por ser oportunistas que se presentaron a las urnas para lograr notoriedad, incluyendo a Sandra Torres que ojalá ahora sí aprenda la lección y no vaya por la cuarta temporada al estilo Nexflix.

Ninguno representaba los intereses de la población guatemalteca, muestra de ello el resultado que nadie se esperaba, desde la primera vuelta.

Pero, bueno. La historia, en ese sentido, está escrita. Lo que corresponde ahora es rescatar a Guatemala de las malas vibras, la corrupción y el desmadre politiquero de que se ha sido objeto las últimas tres décadas.

Arévalo y Herrera obtuvieron el 58 por ciento de los votos de casi la mitad de los 9.3 millones de ciudadanos habilitados para elegir autoridades. Es decir, cerca de 2.5 millones de votos.

Eso podría significar a lo mejor una ligera ganancia que les otorga legitimidad plena para actuar en nombre de la nación y luchar por la unidad nacional que tanto hace falta, pero que no es necesariamente un resultado representativo respecto del total de guatemaltecos habilitados para los comicios y menos de los necesitados de paz, justicia, salud y educación, entre otros.

Sin embargo, lejos de cuestionar resultados, lo más importante será ponernos del lado que corresponde que es la necesidad de trabajar por Guatemala, basados, si se quiere en cuatro ejes fundamentales que ha explicado muy bien el presidente electo. Salud, Educación, Seguridad y Diálogo. En ese orden los describió a una cadena de noticias internacional.

El dilema es cuántos de los perdedores están dispuestos a bajar sus banderas partidarias y sumarse a un esfuerzo nacional de concordia, y cuántos de los que no íbamos por nadie estamos listos para participar en el rescate social, donde todos los sectores estén involucrados.

Claro. Vivimos en una Guatemala en donde los recelos raciales, las diferencias económicas y los conflictos sociales se mantienen vigentes. Pero sobre todo, en un país en donde debemos tener conciencia que Bernardo Arévalo llega con una bandera propia que nada tiene que ver con el papel histórico de su padre, el doctor Juan José Arévalo Bermejo.

Seamos francos en su justa dimensión. Bernardo Arévalo no resolverá los conflictos de todas las naturalezas en cuatro años de gobierno. Pero tiene la oportunidad, con su equipo, que aún no conocemos, de sentar las bases para un futuro de Nación. Ahí lo dejo.