RENOVANDO LA ESPERANZA PERDIDA

Luis Fernando Mack

«Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis» Dante Alighieri

De forma consistente y sistemática, algunos analistas llevan meses diciéndonos que ya no hay nada que hacer: que, entre la mala oferta de candidatos, la mala intención de las instituciones encargadas de velar por la limpieza del proceso electoral, la cooptación de las instituciones de justicia y las instrucciones que provienen de los actores poderosos -la embajada, el CACIF, el narcotráfico, etc., ya no hay esperanza de que el 25 de junio ocurra algo bueno.

Impresionantemente, la misma miopía la reproducen actores subalternos como el partido MLP: después de insistir en un candidato que se sabía que iba a ser vetado, cuando finalmente fue eliminado de la contienda, de forma irresponsable y poco estratégica, ahora ha llamado a sus bases a desmovilizarse y votar nulo, con lo cual le han hecho un favor muy grande al pacto de corruptos: no es tiempo de llamar al voto nulo, al menos no en primera vuelta. Hay dos o tres candidatos que actualmente pelean en la contienda electoral para estar en segunda vuelta, y desmovilizar a las bases solo le hace el juego a quienes movilizan electores, gracias a las dádivas y promesas que reparten a diestra y siniestra. La dirigencia del MLP nos vuelve a demostrar lo miopes y obtusos que son, por lo que considero seriamente jamás votar por ellos, a menos que demuestren mayor seriedad política.

Lo que no entienden los sesudos analistas y los miopes dirigentes que pregonan que ya todo está perdido es que la ciudadanía está ávida por entender el panorama electoral, y encontrar una indicación clara sobre quiénes son los más viables y potencialmente diferentes del resto, aspecto que debería hacer reconsiderar esos pronósticos pesimistas: si el mensaje “todos son igual”, los ciudadanos tienden a caer en las garras de los candidatos punteros, con lo que se repite el ciclo perverso que hemos visto desde hace décadas.

Para entender lo que significa pregonar malas noticias, hay que considerar el mensaje de Dante Alighieri que hemos colocado en el inicio de este articulo: en la entrada del infierno, Alighieri imagina que se ha colocado ese cartel sobre abandonar la esperanza. De esa forma, si ya perdimos la esperanza de obtener algo bueno en las elecciones, ya hemos entrado de lleno en el infierno, por lo que el mensaje debe ser diferente: la esperanza es lo último que debe morir, especialmente para aquellos que creen: la definición de fe que dice la biblia es que es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (hebreos 11-1). Y dice la misma biblia que la fe mueve montañas.

Las últimas encuestas parecen sugerir que se vislumbra un panorama diferente conforme se acerca el día de las elecciones: candidatos más serios como Manuel Villacorta y Bernardo Arévalo se están colando en los primeros puestos, lo que motiva a pensar que si continúa este movimiento a la alza, podrían incluso colarse alguno de ellos en segunda vuelta, con lo cual aparecería la posibilidad de que tengamos un gobierno diferente para los próximos cuatro años.

A lo largo de estos meses, he tenido una intensa actividad con comunidades de todo el país y mi mensaje siempre ha sido el mismo: de nosotros depende el futuro de Guatemala, por lo que hay que volver a creer en un futuro promisorio, negándonos a votar por nada menos que convicción. Desde esa perspectiva, el mensaje es claro y contundente: ni un solo voto para las opciones tradicionales, las que han dominado la escena política durante años y que tienen dinero a manos llenas para gastar en toda clase de propaganda, en regalos de campaña y ofrecimientos de todo tipo. De ellos estoy seguro, no esperemos nada bueno: me refiero a las candidatas punteras Sandra Torres, Zury Ríos y Edmund Mulet. Cada uno tiene defectos insalvables, y han demostrado hasta la saciedad que no nos ofrecen nada nuevo, solo la continuidad de lo que ya hemos tenido los últimos 20 años. Por eso afirmo una vez más: la elección 2023 está más viva que nunca, y quién pronostique un ganador desde ya, puede que se equivoque.