QUÉ BUENO ES ANALIZAR UN SUEÑO

Manolo García
Manolo García

Anoche tuve un sueño, además de aleccionador, lleno de esperanzas porque sí es posible un mejor futuro lejos de la inmundicia politiquera vigente. Soñé con mi maestro de Literatura en la Universidad de San Carlos, Enán Moreno, cuando estudié Comunicación en la década de 1980.

Aquel hombre de hablar pausado, pero seguro, con sus ideas firmes, es en realidad poeta, narrador, ensayista, crítico literario, académico y promotor de la literatura guatemalteca, nacido en San Antonio Suchitepéquez, Suchitepéquez, allá por 1949.

En mi sueño llevaba él varios libros con el fin de dejármelos para leerlos. En similares circunstancias me encontraba yo, visualizando, además, mi biblioteca de más de cinco mil libros, los cuales doné a un centro cultural de Salamá, Baja Verapaz, hace ya varias lunas.

Platicamos de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Mario Benedetti y Gabriel García Marquez. Se nos atravesaron los nombres de Margarita Carrera y Ana María Rodas, y un lejano recuerdo de María de los Ángeles Ruano. Paco Méndez, Francisco Perdomo y Gerardo Guinea Diez, no se quedaron fuera.

En la vida real Enán Moreno se ha concentrado, de hecho, en la lectura por mucho tiempo, de autores guatemaltecos, a los cuales da suficiente espacio, pues, según él, hace falta leer a muchos.

Su figura delgada y su peinado casi tirado por el viento, además de su menudo bigote, se vinieron a mi mente al nada más despertar. Y prometí escribir al respecto. No todo el tiempo tiene uno la dicha, el privilegio y la buena suerte de contar entre los amigos a un literato de su talla, fundador, además, del Instituto de Literatura Guatemalteca.

Enán Moreno ha publicado sus poemas y análisis literarios en periódicos y revistas nacionales. Tres libros marcan su presencia como poeta: Libro de poemas, Palabras de poesía y Poeta molinero.


Muestra de su entusiasmo por las letras y su perseverancia ha sido premiado en los Juegos Florales Centroamericanos de Quetzaltenango (1975) y en Juegos Florales Centroamericanos de Cobán, Alta Verapaz (1979), entre otros galardones obtenidos.

Mi profesor en la Escuela de Ciencias Comunicación no dejó de serlo también en mi sueño. Me desbloqueó el pensamiento y abrió la oportunidad de descubrir nuevos escenarios.

Sobre todo, me despertó la mente para darme cuenta de que es posible salir de la rutina, a veces malvada, y dejar de escribir de lo mismo. Ahora es la política, o politiquería barata, que atiborra, confunde, descepciona, engaña y depara un triste futuro para Guatemala.