LOS CIEN DÍAS DEL GOBIERNO DE ARÉVALO

Editorial

El próximo 24 de abril se cumplen cien días de aquel accidentado 14 de enero en el que tomó posesión el Gobierno del presidente Bernardo Arévalo, algo que significa mucho para una Guatemala sumergida en la corrupción y la impunidad, un país en ruinas que no se reconstruye en cien días.

Sin embargo, eso no justifica las promesas incumplidas por Arévalo, porque sabía que encontraba un país destruido, conocía de los problemas de educación, salud e infraestructura, que siguen existiendo, el problema es que es fácil prometer para obtener votos y difícil cumplirlo cuando ya se está montando en el caballo.

Durante estos días hemos sido testigos de acciones poco acertadas o de novatos que demuestran la inexperiencia en la administración pública de muchos cuadros que Arévalo eligió para cumplir con sus promesas. Una de esas acciones fue no enviar a publicar el Estado de Calamidad Pública, sino hasta después de haber sido rechazado por el Congreso.

Los desaciertos del Gobierno han ido mermando la aceptación de Arévalo entre la ciudadanía que cree que estamos retrocediendo o peor aún, que estamos peor que con el Gobierno anterior. Un ejemplo es en el tema económico, cada vez los efectos en el alza de los productos de la canasta básica y los combustibles impactan en el nivel de popularidad que obtuvo luego de ganar la presidencia.

Pero sin duda un tema que ha tenido en vilo a este Gobierno ha sido la petición de renuncia que debió haber hecho desde un principio a la Fiscal General, Consuelo Porras, que en conjunto con el sistema de justicia son el verdadero tropiezo de esta administración.

Otra situación que se ha tenido en estos cien días es la percepción de más violencia, por los ataques armados y los cuerpos abandonados, aunque las autoridades han justificado ésta escalada de violencia con el combate a las extorsiones y la rivalidad que tienen las pandillas, este es un tema que también ha afectado en general al Gobierno. Aunque es de recordar que hay acciones violentas que buscan la ingobernabilidad y la inestabilidad del Gobierno como ya se vio en el pasado en los ataques a los pilotos del transporte colectivo.

Pero el mayor problema del oficialismo es sin duda la falta de una bancada en el Congreso que ayude a los planes de Gobierno. Los diputados electos del partido que llevó a la presidencia a Arévalo están maniatados por una Corte de Constitucionalidad, que es parte del “Pacto de Corruptos”. Esta situación pone en jaque a este Gobierno, porque perdió el pulso incluso con esa alianza que hizo con los disidentes de la UNE, que buscan nada más que sus intereses. Hoy les está pesando el no haber sido tan aguerridos para levantar la suspensión del partido durante los cinco meses de transición que tuvieron.

Los guatemaltecos esperamos que estos primeros cien días no hayan pasado en vano y se hayan construido las bases para avanzar más rápido en la reconstrucción de un país en ruinas. Todavía hay esperanza en usted Presidente, pero por favor no sigan cometiendo errores que luego les pasarán la factura.