LA CONVULSIÓN POSTELECTORAL

Luis Fernando Mack

“A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.” JEAN DE LA FONTAINE

La primera vuelta de las elecciones 2023 han concluido, dejando una estela de dudas, debates y análisis que se multiplican por todos lados, repitiendo una serie de argumentos que tardaremos meses o años en dilucidar. El primero de dichos análisis se centra en el resultado electoral: la sorprendente e inesperada posición de Bernardo Arévalo del Movimiento Semilla, quién contra todo pronóstico, se alzó con el tercer lugar en las votaciones, considerando que el voto nulo fue el primer lugar en el conteo de votos válidos. Con un escaso 12% de los votos, el más bajo en la historia de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta electoral desde que tal medida está vigente, a Arévalo le fue suficiente para alzarse con el segundo lugar que le permite competir la segunda vuelta electoral.

Visto con ojos fríos, Torres y Arévalo apenas suman el 27.65% de los votos, muy por abajo del 39% que capitalizaron juntos Torres y Giammattei en el 2019, lo que indica que 7 de cada diez ciudadanos, votaron a una opción diferente a los dos punteros. La conclusión es evidente: la victoria de ambos candidatos es pírrica, y se desarrolla en el contexto de una crisis política sin precedentes que debe obligarnos a reflexionar, porque es posible que Guatemala no resista otra elección similar en el futuro cercano. La necesidad de una reforma política de gran calado se atisba en el futuro, de forma predecible.

La segunda reflexión es que la sociedad civil y la mayoría de analistas y defensores de derechos humanos, se equivocaron estrepitosamente al analizar el contexto electoral 2023: vociferaron por todos lados y de forma sistemática que habría un “fraude sistémico”, argumentado todas las anomalías políticas previas, incluyendo la cooptación institucional, la judicialización de la política y las debilidades procedimentales y de discurso del ente electoral. Sin embargo, al erigirse Arévalo como una opción ganadora, ninguno de los anteriores actores que hablaba de fraude volvió a mencionar el asunto; sin embargo, ahora es el turno del status quo: hay ya numerosos intentos de diversos actores pro-sistema que ya empezaron a hablar de que necesario repetir la elección 2023, amparados por supuesto, en la controversia que ha generado todas las inconsistencias en la elección del alcalde capitalino. Al momento de escribir estas líneas, el panorama sigue complejizándose, debido a las acciones legales y administrativas que ya se están multiplicando por parte de diversos actores políticos.

Una tercera reflexión se refiere a cómo se perfila la segunda vuelta electoral: ya se empezó a generar una campaña feroz en contra de Semilla, quién ahora, por arte de magia, es el enemigo a vencer para el sistema. Lo realmente increíble, sin embargo, es que un personaje como Sandra Torres, quién en las campañas electorales 2015 y 2019 se erigió como la amenaza más grande para el status quo, ahora se convierta en la adalid de los valores cristianos y la defensora de los intereses de la derecha guatemalteca. La lógica perversa del menos malo, la construcción imaginaria de una amenaza que al final resulta ficticia, quiere volver a prevalecer en la elección 2023. Frente a esta nueva envestida de las campañas que solo buscan destruir, desinformar y movilizar al ciudadano para que vote en contra de alguien, es importante aprovechar esta coyuntura inesperada para hablar con seriedad del plan de gobierno de ambos candidatos, de manera que aseguremos un mínimo de calidad y confiabilidad en el próximo gobierno.

El desafío para la segunda vuelta electoral, entonces, es no caer en la trampa del miedo, y movilizarnos por la esperanza y la convicción, aprovechando que por primera vez en muchos años, ha pasado a segunda vuelta un candidato que tiene un plan de gobierno serio y bien estructurado. Analizar, discutir y mejorar tal propuesta, de manera que se adapte al principio del bien común que establece la Constitución Política de la República, para la solución de las necesidades de los guatemaltecos, es una maravillosa oportunidad que contamos en esta segunda vuelta electoral 2023.