HAY QUE PONER LOS PIES EN LA TIERRA

Oscar Augusto Rivas Sánchez

Pasó la segunda vuelta y ya tenemos un presidente y una vicepresidente electos. Termino la campaña y ahora hay que volver a la realidad y poner los pies en la tierra; y esto es para todos, porque solo tenemos una Guatemala.

Los electos no pueden ver lo sucedido ni como éxito ni como victoria, solo pueden verlo como UN SERIO COMPROMISO. Desde el domingo han asumido la responsabilidad de conducir al país por mejores caminos, que los que desafortunadamente nos ha tocado recorrer casi en todo este siglo. Va a ser complicado y difícil, los obstáculos serán muchos pero con inteligencia, decencia, respeto a la ley y a los guatemaltecos se puede lograr. Si nuestros futuros gobernantes no se convierten en ladrones -cosa que por los principios que les vemos se que cumplirán-; si todos sus actos lo enmarcan en las leyes del país -lo que tampoco es muy difícil-, si se rodean de gente decente -que hay mucha- y si trabajan en pro de las necesidades colectivas, van a salir adelante y en la historia tendrán un sitio de honor.

Quienes actualmente gobiernan, deben comprender que la población, con sus votos, le ha puesto final a la fiesta que durante tantos años disfrutaron. La gente les dijo basta y solo les queda respetar ese veredicto.

Los otros contendientes electorales, tienen que aceptar que no era su momento y además, que las formas de hacer política van cambiando, que por ahora no tienen ninguna posibilidad de reclamo. Algunos quizá tengan una nueva oportunidad dentro de cuatro años y los otros, mejor a trabajar como el resto de guatemaltecos.

Los que abusando de los entes públicos trataron de enturbiar el proceso, deben entender que ya no se pudo.

Pero también los ciudadanos de a pie, los que fuimos a votar y los que no fueron, los que pasan penas mensualmente y los que viven con alguna comodidad, todos debemos tener claro que el cambio de gobierno o mejor dicho de gobernantes, por decentes y trabajadores que sean, no es un acto de magia por el que se van a resolver todas las penurias de la gente. Quien espere que el próximo 15 de enero ya existan suficientes escuelas, suficientes medicinas en los hospitales o ya bajaron los precios de la gasolina, no tiene los pies en la tierra. Hemos vivido una noche muy oscura, casi no hay servicio publico que funcione adecuadamente y todo merece una renovación, mejor atención y un cambio de actitud.

Volvamos por un momento a la cuaresma y démonos cuenta de que la procesión no la carga solo un cucurucho, son cientos o miles quienes la tienen que cargar para que llegue a su destino, y de la misma forma, todos tendremos algo que aportar, todos tenemos que contribuir, con esfuerzo, trabajo, dignidad y honradez, a la reconstrucción de nuestro querido terruño.