FORTALECER LOS PARTIDOS POLÍTICOS: ¿QUIÉN CON UNA LUZ SE PIERDE?

Gabriel Orellana

La Comisión Experta que actualmente elabora el proyecto de constitución para la República de Chile, por unanimidad, aprobó terminar con la proliferación de partidos pequeños y de parlamentarios independientes que renuncian a su partido apenas son electos, escribe Rodrigo Córdova en El Mostrador.cl del 5 de abril de 2023 [Comisión Experta declara la guerra a los partidos con pocos militantes y a independientes que aparecen poselecciones].  ¿Qué interés  puede tener esta noticia para Guatemala? Su interés, considero, comienza porque se trata de un problema común para ambos países, como lo es el gran número de partidos políticos agregado a la inestabilidad que ello produce en el sistema político.

«Si entra en vigencia lo postulado por esta comisión […] varios de los 21 partidos existentes en el Parlamento desaparecerían y muchos de los 12 en formación no verán la luz. El nuevo texto exigirá a los parlamentarios electos que sus partidos políticos obtengan 5% de votación a nivel nacional. Si no logran esa votación, no podrán asumir su escaño. Tampoco podrán declararse independientes del partido con que fueron elegidos, porque, si lo hacen, perderán su puesto en el Congreso», explica Rodrigo Córdova.  Anota también algo que también resulta importante para los guatemaltecos, cual es que la propuesta: «terminaría definitivamente con el actual sistema proporcional que favorece la fragmentación de fuerzas políticas y la proliferación de partidos.»  

Según dice el mismo Rodrigo Córdova: «El unánime rechazo al actual escenario con muchos partidos políticos se apoyó en el lapidario diagnóstico preliminar de la Subcomisión de Sistema Político de la Comisión Experta, la que concluyó […] que uno de los grandes problemas del actual ambiente político es la ausencia de gobernabilidad, vale decir, que hace mucho tiempo que los gobiernos electos no son capaces de cumplir sus agendas políticas porque no tienen suficiente apoyo en el Congreso. Clara muestra de esta situación es el Gobierno del Presidente Boric, que cada iniciativa que presenta al Parlamento tiene que negociarla con 21 partidos diferentes y cada uno de estos tiene un precio distinto.» Y puntualiza que: «En términos generales, la propuesta habla de un sistema de partidos políticos grandes, que representen ideas políticas amplias y que terminen con la fragmentación que existe en el Congreso actual. Además, los artículos contienen una regulación de los partidos más estricta en términos de democracia interna y transparencia.» 

Otro punto que merece comentario es el criterio vertido por Juan José Ossa (RN), líder de la Subcomisión de Sistema Político, Reforma Constitucional y Forma de Estado, para quien la propuesta de reforma tiende a fortalecer a los partidos políticos, «tomando en cuenta que la señal de fragilidad en la que se encuentran es la que genera ingobernabilidad». 

Afirma Córdova, en apretada síntesis, que: «para terminar con la actual atomización de los partidos –es decir, muchos partidos pequeños en un mismo espacio legislativo–, el nuevo texto constitucional exigiría que la persona electa tiene que pertenecer a un partido político que haya obtenido por lo menos el 5% de los votos a nivel nacional. Un partido puede ganar un escaño en su distrito, pero no podría asumir si pertenece a un partido político nacional con menos del 5% de los votos a nivel país. Esto sería un antídoto para los caciques locales.  Además, para proteger la fuerza de dichas colectividades dentro del Congreso, la norma establece que aquel legislador que renuncie al partido por el cual fue electo, perderá inmediatamente su escaño dentro del Parlamento. Esto, a propósito de que últimamente se volvió un vicio ocupar la plataforma de un partido para acceder al Legislativo y luego presentar la renuncia y declararse independiente. Los comisionados afirman que esta nueva norma aumenta la disciplina partidaria y deja fuera la política de los díscolos.» 

Entre otra de las varias opiniones recogidas por Córdoba sobre la reforma aprobada, destaco la de Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política y académico de la Universidad de Talca, para quien: «El hecho de atacar la fragmentación de manera mecánica en el Congreso es “prácticamente eliminar la probabilidad de éxito de los partidos regionales” (y que) “es como una quimioterapia: mata las células buenas y también las malas” y pese a que los partidos regionales “canalizan intereses locales, […] en este contexto de ultrafragmentación es mejor renunciar a ese beneficio a cambio de una mayor estabilidad política”.» Interesante también me pareció la de Antonia Rivas –Comisionada de Convergencia Social– para quien: «Los partidos políticos de nuestro país están en deuda con el pueblo» y  que «por más que se incluyan incentivos en fortalecer estas entidades, “si esto no va emparejado en la práctica política, en la forma en que se debaten los asuntos públicos, no quedarán en nada”». Quién con una luz se pierde, dice el refranero.