NUESTRAS IDENTIDADES TIENEN QUE VER CON LA MEMORIA HISTÓRICA

Rosaura Ragüex

Saber nuestra historia, conocerla y transmitirla nos devuelve parte de nuestra identidad olvidada, perdida y negada. En este sentido, la identidad de pueblos es fundamental para emprender, mantener y fortalecer las luchas históricas en contra de las desigualdades e injusticias que el Estado ha permitido y consentido.

Para quienes vivimos en este país, nuestra realidad e historia parecieran ser separadas, donde se enfatiza en nuestras situaciones actuales y contemporáneas sin hacer referencia a la raíz histórica de las condiciones de desigualdades sociopolíticas, económicas, etc., que vive gran parte de la población. Es decir, que se dan a entender dichas desigualdades como condiciones naturales de las poblaciones, cuando en realidad, hay una construcción y moldeo de dichas historias y por ende realidades, imperando y sobreponiéndose una historia que enajena, oprime e invisibiliza a las poblaciones como la originaria y afrodescendiente.

En este contexto de pandemia del COVID-19, se visibilizan estas dificultades y desigualdades históricas, sobre todo, en la atención de qué vidas y bajo qué parámetros deben y pueden ser escuchadas y atendidas. La precariedad de servicios es un factor común destinadas para dichas poblaciones, son condiciones establecidas a propósito, donde se sortean tiempos de muerte más que de vida.

Ese poder sobre las vidas y cuerpos del que habla Michel Foucault, no es contemporáneo, ha sido histórico, y que se actualiza constantemente, por ello la importancia de la justificación de la tecnología y la ciencia, en las cuales varios países considerados pobres como el nuestro, son dependientes, tal como sucede con las anheladas vacunas contra el COVID-19.

En toda esta situación, los saberes y conocimientos de las comunidades y pueblos originarios y afrodescendientes son marginados, pero no sin antes haberlos expropiado y apropiado al mismo tiempo; destacándose de tal modo la importancia de las patentes, las marcas registradas, la propiedad intelectual y las diversas formas de apropiación, expropiación, enajenación de dichos saberes y conocimientos mediante la vía “legal”.

En tal sentido, comprender la complejidad de las realidades y las diversas luchas históricas de los pueblos obligan aprehender y mantener la memoria histórica como fuente importante de identidad, lucha y justicia.