LA OPORTUNIDAD DE BERNARDO ARÉVALO

Manolo García
Manolo García

Yo quisiera pensar que los negros nubarrones políticos experimentados en las últimas décadas, con mayor fuerza en los últimos meses, y particularmente desde las elecciones generales en Guatemala de junio y las secundarias de agosto, no son sino presagios de un futuro cercano con mejores oportunidades para los guatemaltecos.

Empero, las herencias nefastas del denominado “pacto de corruptos” tienen sus raíces en la irresponsabilidad de grupos de guatemaltecos que se han inclinado por llevar los manejos de la cosa pública, de la administración privada y los intereses sociales de una forma aislado y poco consensuada con lo población interesada.

Desde el momento mismo en que ha habido un juego sucio en la política tradicional, en el cual los movimientos cambiantes camaleonezcos han estado al filo del día, se ha jugado con el sentir de la población resumida en consecuencias poco halagadoras para un encuentro cercano con una mejor realidad.

Verbigracia, no hay a la vista programas de seguridad, educación, salud, ambiente o economía que nos permitan avizorar cambios ligeros, si no inmediatos. No los hubo en la campaña del proceso electoral ni los han presentado durante la denominada “transición gubernamental”, mímica clara de un cambio de gobiernos.

Asumamos que Bernardo Arévalo tiene la oportunidad de forjar un nuevo panorama para los guatemaltecos. Ojalá. Pero no tiene el respaldo de los grupos que ostentan el poder real en una sociedad comprometida con intereses particulares muy desarrollados en la economía y la política corrompidas.

Qué bien que se pudiera. Qué bien que el señor que no ha sido político público pudiera cambiarle los colores al ambiente hostil en el cual vive Guatemala. Pero, sin asumir el cargo presidencia, ya se ha comprometido, sino públicamente, sí de forma tácita con grupos a los cuales sabe que no podrá cumplir ofrecimientos particulares.

Pero ojo. Bernardo, Berny, o como quieran llamarle, puede comenzar a cambiar la historia o trazar las primeras líneas para ello, pero dejando claro que no es un genio que lleve una lámpara maravillosa para resolver todos los problemas nacionales de la noche a la mañana. No.

Necesitará mucha ayuda. Mucha, sí. Pero por ahora se desconoce quiénes serán sus acompañantes cercanos en su dura jornada. O al menos no lo ha confirmado abiertamente. Con pena de equivocarme (ojalá), se habla ya de cercanos colaboradores con oscuros sentimientos del pasado vinculados a intereses no precisamente ciudadanos.

En todo caso, como ciudadanos tenemos un compromiso mayor: Trabajar. Trabajar para sacar adelante a nuestras familias, apoyar a nuestros vecinos y proponer soluciones de cambio para lograr un mejor futuro nacional.