Hace un año concluyó el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), y en su último informe “Guatemala: Un Estado Capturado” señaló la captura y cooptación del Estado que ponía al país en una encrucijada con el secuestro de la democracia, la impunidad del poder, la coalición de la impunidad y el punto de no retorno que sería responsabilidad de los guatemaltecos.
“Guatemala se encuentra hoy en una encrucijada. Esta coalición de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad, (CIACS) que ha sido puesta al descubierto y que incluye a funcionarios, políticos, empresarios y grupos criminales, pretende detener las dinámicas de cambio desencadenadas por la lucha contra la corrupción y la impunidad para restablecer el statu quo. Un statu quo que significa el mantenimiento de la pobreza, la desigualdad y la exclusión; el secuestro de la institucionalidad democrática; el predominio de algunos grupos privilegiados y el saqueo de los recursos públicos”, señaló el informe de CICIG.
Como presagio la Comisión sabía lo que nos esperaba. Hoy esa coalición criminal quiere destruir la débil y precaria institucionalidad que se construyó, con ataques en contra de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, el Procurador de los Derechos Humanos, y contra el titular de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Juan Francisco Sandoval.
Pero también miden fuerzas para generarse impunidad con la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Salas de Apelaciones. Vemos como los diputados al Congreso de la República mantienen una alianza perversa que se niega a elegir a los magistrados, mientras que unos pocos levantan la voz, pero que por ser minoría ni se les toma en cuenta.
Ese conjunto de circunstancias ponen a Guatemala en una eterna encrucijada, pues no se encuentra el camino para salir de esa dinámica de corrupción e impunidad. La reconfiguración de las CIACS, ponen en vilo todo aquello que se logró con CICIG.
Los guatemaltecos sin duda estamos cansados de estas dinámicas que los políticos, empresarios y grupos criminales han hecho del país, una guarida de corruptos y ladrones que cada cuatro años solo se cambian de camiseta para seguir delinquiendo a sus anchas.
La ciudadanía tiene que salir del letargo en la que la metieron esos mismos grupos criminales que buscaron la división con las absurdas ideas de que la lucha contra la corrupción y la impunidad era de izquierda o que era en contra de quienes tenían dinero, sin embargo sabemos que no es así, por lo que debemos seguir en la búsqueda de un mejor país en el que se pueda vivir en condiciones dignas para todos.
