Ciudad de Guatemala, 28 feb (EFE).- Los familiares de los siete indígenas asesinados en octubre de 2012 por las fuerzas armadas de Guatemala esperan este miércoles que un tribunal dicte condena contra los nueve militares acusados del hecho ocurrido en el oeste del país.
«Yo quiero justicia, mi vida ya nunca va ser la misma. Nos dejaron solos», declaró a EFE Enrique Faustino García, de 54 años, quien perdió una pierna por un disparo de las fuerzas armadas cuando se encontraba junto a un grupo de campesinos protestando en una carretera por el aumento al precio de la energía eléctrica en el departamento de Totonicapán, en el oeste del país.
García, junto a las viudas de cinco de las personas que fallecieron durante el hecho, ocurrido el cuatro de octubre de 2012, esperan que el Tribunal de Mayor Riesgo «B» condene a los nueve militares.
Previo a la audiencia donde se decidirá el futuro de los acusados, decenas de familiares acudieron a la Plaza de los Derechos Humanos, en la Corte Suprema de Justicia, para realizar una invocación maya y con plegarias pidiendo por justicia.
Durante el juicio, que se desarrolló en los últimos meses, varios campesinos, que se encontraban en el tramo carretero donde sucedió el altercado con los militares que intentaban desalojarlo, testificaron en contra de los uniformados.
Entre los militares acusados se encuentra el coronel Juan Chiroy Sal, quien es sindicado por el Ministerio Público (MP, Fiscalía) de estar al frente del contingente militar que accionó este día.
El sargento Edin Agustín y otros siete soldados de menor rango también se encuentran entre los militares que podrían enfrentar penas de prisión mayores a 50 años.
La denominada ‘Masacre de la Cumbre de Alaska’, que hace alusión al nombre del tramo carretero donde sucedió el asesinato de los siete indígenas, es considerada como la primera masacre cometida por el Ejército de Guatemala desde la Firma de los Acuerdos de Paz en 1996, que dio fin a un Conflicto Armado Interno de más de tres décadas (1960-1996).
