EL MP COMO PANÓPTICO DEL PACTO DE CORRUPTOS

Luis Fernando Mack

“La justicia del rey se muestra como una justicia armada. El acero que castiga al culpable es también el que destruye a los enemigos”. Michael Foucault

Desde que inicio esta crisis político-electoral, me he preguntado muchas veces cual es el objetivo real del Ministerio Público al realizar la misma acción y el mismo argumento de forma reiterada y sistemática, como si fuera una acción programada para activarse cada cierto tiempo, como un reloj: asesta una amenaza, luego se retrae por unos días, y vuelve a asestar otra amenaza, unos días después. Posteriormente de cada amenaza, se activa igualmente una campaña bien coordinada de rumores,  hábilmente difundidos: que hay amenaza que no se celebre la segunda vuelta (se celebró), que van a provocar tal un caos legal que no se va a celebrar la segunda vuelta, o en su defecto, van a haber tantos incidentes que se va declarar inválida -la jornada fue ejemplarmente tranquila y eficiente en la transmisión de resultados-, no van a permitir que gane Bernardo Arévalo (ganó), que van a asesinar a Bernardo -no ha pasado-, y la última y más insistente: no van a dejar al nuevo presidente asumir. A estas alturas, la pregunta que me he hecho desde el inicio es: ¿Cuál es el objetivo de este estira y encoje? Voy a aventurar algunas conjeturas.

Primero, toda amenaza es eso: un área gris entre la acción y la inacción. Como la del perro que ladra, avisando que va morder: puede que lo haga, puede que no; el dicho popular dice que el animal que ladra, no muerde, pero esto es un mito. Entonces, sigue existiendo la posibilidad que todo esta amenaza de golpe de Estado sea real, pero mientras más pasa el tiempo y más legitimidad gana el presidente electo, el costo de cumplir la amenaza se eleva exponencialmente: si no veamos a los mensajes de Phil Gordon por parte de la administración Biden y de los representantes de la Unión Europea, que ya están hablando de sanciones a la amenaza golpista. Entonces, aunque real, me parece cada vez más improbable: era más fácil hacerlo antes de que Bernardo se erigiera como presidente electo.

Segundo: si es poco probable la amenaza -en su asalto al centro operativo del TSE, Currichiche expresó que esa diligencia no tenía nada que ver con el partido Semilla-, ¿Cuál es el objetivo del TSE? Analizar las acciones desde el inicio da indicios para responder esta pregunta. Las órdenes se sustentan en la jurisdicción de un juez de instancia penal, el juzgado séptimo de instancia penal, comandado por Fredy Orellana, conocido ampliamente por su trayectoria pro-impunidad. Bueno, la clave de todo es que, aprovechando que no existe una jurisdicción electoral como tal -debido a que los magistrados del TSE organizan y califican elecciones-, se arriesgan a se les corrija la plana en otros ámbitos jurídicos, como el penal. El argumento, paradójicamente, se fundamenta en la misma Ley Electoral, que en su artículo 251 establece que en materia de delitos electorales, se rige por el código penal. Justo por eso actúa la FECI, comandada por Orellana, sin que ni la CC ni la CSJ lo detengan, porque todo esta confabulado para seguir su curso. El objetivo: armar un perro de caza inmutable a las críticas, blindado jurídica y políticamente, paradójicamente, amparado en todo el andamiaje legal y el discurso elaborado durante el tiempo de la CICIG. Con esta estrategia, siembran confusión, amedrentan -por eso el despliegue innecesario de fuerzas de seguridad-, y por eso no se esconden: declaran con todo orgullo su plan.

Ahora que el presidente electo llama a la renuncia de los protagonistas, dicen que el que está violando el orden constitucional es Bernardo Arévalo. Y quién suspende la transición es ese mismo personaje. Y se invirtió la argumentación: ahora los buenos son ellos, los malos son quienes quieren debilitar la justicia “imparcial”. Tuche. Plan maestro ejecutado a la perfección. Por eso, la presidencia de Giammattei enfatiza que ellos respetan el orden constitucional: claro, el que ellos quieren impulsar por la mano de la legislación penal, no por el marco legal electoral.

En política, cuando un actor realiza actos reiterados como los que hace el MP, es porque tiene un sustento político que lo blinda y lo sostiene. Formalmente, la CC, la CSJ y el presidente Giammattei están del lado de la “justicia”, pero realmente están retorciendo la ley para impedir, condicionar o restarle legitimidad al nuevo gobierno. Termino con una frase de Focoult con la que inicie estas reflexiones:

“De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción”. Michael Foucault