EL AMANECER DE UNA NUEVA ÉPOCA

Luis Fernando Mack

Si nos mantenemos lo suficientemente tranquilos y preparados, encontraremos una compensación en cada decepción”. (Henry David Thoreau)

El domingo 14 de enero de este año será recordado como uno de los días políticos más intensos que hemos presenciado: por un lado, quienes, por medio de artimañas y retrasos, querían extender la incertidumbre hasta el último momento, de manera que se mantuviera la amenaza golpista hasta el último minuto. La batalla se concentró en el legislativo: una junta directiva saliente armó un programa ad hoc que quería entorpecer los procesos desde el inicio, por lo que se conformó una comisión de “revisión de credenciales” que se atribuyó potestades que no tenía. Mediante esta argucia legal, pretendían extender la sesión solemne de manera que la transición se extendiera incluso, hasta media noche del día 15. Las interpretaciones legales decían que, si eso ocurría, automáticamente tomaría el mando el comandante del ejército, lo cual hubiera consumado el golpe. Una segunda hipótesis era que la intención más bien era seguir condicionando al nuevo gobierno, debido a que se pretendía empoderar a Sandra Jovel como presidenta del Congreso. Jovel, por supuesto, es recordada por su nefasto papel al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Jimmy Morales, ya que, debido a sus gestiones diplomáticas, finalmente fue expulsada la CICIG de Guatemala. De haber quedado Jovel al frente del Congreso, el nuevo gobierno hubiera sufrido un duro revés.

La contraofensiva de Semilla, sin embargo, fue aplaudida por osada y contundente: mediante una alianza inesperada con diversas bancadas, dentro de las que sobresale el bloque de la UNE, Semilla logró revertir las trampas políticas y legales que la anterior legislatura les había recetado, por lo que finalmente lograron alzarse con la presidencia del Organismo Legislativo, y como acto simbólico, que las dos principales figuras de semilla aparecieran en la toma de posesión del nuevo presidente: Bernardo Arévalo fue investido de su alto cargo por Samuel Pérez, un joven que ha ejercido un liderazgo indiscutible en el Partido. Los primeros días del nuevo gobierno han demostrado numerosas señales de cambio que han sido aplaudidas por los ciudadanos guatemaltecos: las primeras decisiones al frente del ejecutivo y del legislativo han demostrado un incipiente cambio, algo que se corresponde igualmente con los discursos de los funcionarios nombrados en el gabinete de Arévalo.

El festejo y los vientos de cambio, sin embargo, fueron tempranamente interrumpidos en la tarde del miércoles 17: una resolución de la Corte de Constitucionalidad le daba la razón al grupo inconforme de Sandra Jovel, por lo que ahora se ha ordenado repetir la elección de la Junta Directiva del Congreso, sin la participación de los diputados del Partido Semilla y de la UNE que fueron electos la primera vez. El debate jurídico que se ha desatado desde entonces solo vuelve a demostrar lo inconsistente que han sido las instancias judiciales en Guatemala desde hace meses: la CC parece confirmar la potestad de un juez penal de interferir en el ámbito electoral, lo cual a todas luces es anómalo. Los signos de la anomia legal vuelven a aparecer en el escenario, con la discrecionalidad de los actores judiciales que instrumentalizan el Estado de Derecho para fortalecer o debilitar opciones políticas.

La forma en que se han desarrollado los acontecimientos de esta primera semana de gobierno del partido Semilla demuestran lo complejo que será el gobierno de Arévalo, ya que existe una coalición de actores políticos, económicos y judiciales que están decididos a darle guerra y a no cederle espacios políticos. La buena noticia es que esta crisis extendida ha fortalecido la conciencia y la capacidad organizativa de la sociedad guatemalteca, por lo que muchos actores están decididos a plantarle cara al pacto de corruptos. La transición política hacia un sistema diferente no terminó el 14 de enero: apenas empieza ahora. La esperanza de transformación, sin embargo, está ahora de nuestro lado: mientras Bernardo Arévalo siga siendo Presidente de Guatemala, con todos los recursos y poder que eso implica, la posibilidad de cambio estará ahora al servicio de la democracia y la transformación que tanto anhelamos.