“No hagas cosas buenas que parecen malas. Ni cosas malas que parezcan buenas”.
El nuevo Gobierno ha empezado a realizar los cambios necesarios en las diferentes instituciones, sin embargo, hay nombramientos que aún no terminan de convencer pues son funcionarios que han sido parte de otras administraciones y eso lo ve con muy malos ojos la ciudadanía, ya que se piensa en una limpieza total para combatir la corrupción que es la principal promesa del presidente Bernardo Arévalo.
Otro de los procesos que se ha iniciado involucra algún tipo de negociación, como en el caso del Congreso de la República donde el partido oficial dio un paso al frente y con una madurez política admirable decidió dejar los puestos de la Junta Directiva, aunque eso signifique un mayor reto para el Gobierno.
En cuanto a esas negociaciones hay que tener cuidado, debido a que las huestes acechan y aprovechan cualquier espacio para mantener su cuota en la corrupción que han creado. Porque una cosa es la negociación política que debe existir sin prebendas ni beneficios de ningún tipo, y otra las negociaciones espurias donde las prácticas del pasado estén presentes.
Es importante que el nuevo Gobierno sea coherente con el discurso, con las acciones y con las decisiones a tomar y que esto no sea una piedra en el zapato, como lo será la Fiscal General, Consuelo Porras, por lo menos en los primeros dos años de Gobierno.
El Presidente debe tener en cuenta que cualquier error que cometa será magnificado por sus detractores y por quienes tienen la vista puesta en él para acecharlo cuando esto suceda, pero más que eso no debe fallarle a quienes creyeron en él.
Las negociaciones políticas deben estar enfocadas en resolver las necesidades de la población, pero no con programas paliativos, sino con verdaderas acciones que saquen de la pobreza y desnutrición a miles de guatemaltecos que hoy lo están padeciendo.
Quizá se esté por el buen camino, pero hay que tomar en cuenta que no le hace bien a la administración pública seguir manteniendo a los parásitos que han vivido de la corrupción y la impunidad, es necesario seguir saneando las instituciones y no colocar en ningún puesto a funcionarios de Gobiernos del pasado que mucho daño han hecho a las instituciones del país.
En los primeros 100 días deberán demostrar tanto el presidente Arévalo como los diputados de Semilla si van a superar cualquier obstáculo o seguirán siendo víctimas de un sistema al cual tienen la gran oportunidad de cambiar y ser protagonistas de un verdadero cambio.
Además, será necesario plantear todas las reformas posibles que permitan avanzar y construir un mejor país para todos los guatemaltecos, es indispensable que esas reformas no sean maquilladas sino profundas para combatir tanto flagelo que hoy Guatemala enfrenta.