A PROPÓSITO DE LA COMISIÓN NACIONAL CONTRA LA CORRUPCIÓN

Editorial

Está claro que a Guatemala le urge erradicar la corrupción de sus instituciones y por supuesto de toda su estructura gubernamental, tener una cultura de legalidad, con ciudadanos que rechacen esas prácticas a todo nivel. Como sociedad estamos ávidos de que se acaben todo tipo de sobornos para agilizar trámites, licencias o puestos. ¿Pero será que la Comisión Nacional contra la Corrupción podrá por lo menos reducir esas prácticas enraizadas?

No somos ni queremos ser aves de mal agüero, pero no le vemos los dientes a esta Comisión para que pueda en realidad dar un golpe certero a las prácticas corruptas que están generalizadas en el aparato estatal.

El Comisionado Santiago Palomo ha dicho que no tiene ninguna esperanza con el actual Ministerio Público, liderado por la Fiscal General Consuelo Porras, pues no se encuentra comprometida con la lucha contra la corrupción. Pero si no es así, cómo pretende hacerle frente a este flagelo, sino va a investigar, sino se va crear un proceso penal contra quienes continúen con esta práctica, que sirva como disuasivo para erradicar la corrupción.

Aunque duela aceptar y resulte dilapidario para muchos, debemos reconocer que somos una sociedad corrupta, y que debemos luchar día con día contra cualquier práctica que resulte ser un acto de corrupción a todo nivel.

Con esto no estamos enterrando a la nueva Comisión, porque todo esfuerzo es indispensable para avanzar en la lucha contra la corrupción. Pero el dilema no es ese, sino que va hacer el Gobierno, además de crear esta Comisión con miembros del Gobierno y Consejeros, que mucho o nada harán si no hay un disuasivo que permita combatir la corrupción desde las entrañas.

Hemos insistido en presentar las reformas necesarias y ser un Gobierno reformador, para ir cerrándole el circulo a la corrupción. Es urgente apostar por una reforma al Sector Justicia que no solo implique la remoción de la Fiscal General, sino que permita avanzar en penas ejemplares contra quienes cometan actos de corrupción en la administración pública.

Es momento de crear reformas que permitan darle mayor fuerza a este tipo de Comisiones que terminan siendo adornos de las administraciones gubernamentales, porque no pueden hacer más que presentar denuncias y/o reportes, sin ningún tipo de sanción.

Si bien es cierto las declaraciones de Palomo sobre las alertas y las investigaciones internas a los miembros del Organismo Ejecutivo, son de alguna manera un aliciente para combatir la corrupción, nada podrán hacer contra esos mañosos y sinvergüenzas que se enriquecen con dinero producto de la corrupción a la que han estado acostumbrados.

Esperamos equivocarnos, hemos querido conocer más a fondo el trabajo de la Comisión, hemos solicitado oportunamente una entrevista con el Comisionado Santiago Palomo, sin embargo, sus ocupaciones no han permitido que pueda explicar a detalle si en realidad esta Comisión funcionará. Nos han trasladado la solicitud a un aparato burocrático y negado el contacto directo del Comisionado, lamentamos mucho que esto suceda, pues creemos que la publicidad de todo el accionar público es ideal para conocer si las cosas van por buen camino o no.