¿QUÉ HACER CON LAS MOTOS?

Oscar Augusto Rivas Sánchez

Hace algún tiempo escribí mi preocupación, porque las autoridades ven a los motoristas como delincuentes. Sigo pensando lo mismo. Muy distinto es que el tema de las motos y los motoristas sea   algo que puede llegar a ser peor que la pandemia, pues como no hay autoridades, los motoristas han hecho de la ciudad una pista de competencias que pone en peligro a todos.

Es cierto que muchos son trabajadores, mensajeros y portadores de envíos, que se ganan la vida con suma precariedad; otros, por carecer de un sistema de transporte adecuado, lo usan para acudir a sus trabajos, casi todos mal pagados. Al final, solo son un reflejo de las pésimas condiciones socioeconómicas en las que vivimos.  Pero esto no justifica que se jueguen la vida y cometan abusos.

La motocicleta es un transporte muy cómodo, barato, con bastante sentido deportivo; pero también el más peligroso, un pequeño resbalón puede originar serios problemas al conductor y hasta la muerte.

Si lo vemos con ojos de motorista, talvez hasta sea un medio de “ascenso social momentáneo”: “me puedo poner delante de los demás”, “puedo llegar primero” y cosas similares que la antropología social puede explicar de mejor manera; pero desde el punto de vista del resto de personas, la cosa no es tan sencilla: una ley casi eterna, inclina la balanza a favor del más débil, esto hace que en todo accidente, si bien el daño físico es siempre para el motorista, la responsabilidad que puede llegar a un arresto domiciliario, pago de daños y perjuicios y de infracciones, comúnmente recae en el automovilista, que debe ir a la estación de policía y luego a los juzgados, para probar que el no tuvo la culpa.

Hay una ley que regula el tema, pero al igual que la referente a los túmulos y casi todas las otras leyes, NO SE CUMPLE; los motoristas deben circular por la derecha, portar un casco protector, avanzar a velocidad limitada; en el vehículo solo pueden ir el número de personas que la capacidad de este permite; bueno, que hay normas, las hay, pero que no existe autoridad que las haga cumplir es el pan nuestro. Usted ve hasta cinco personas en una moto, incluyendo bebes; corren hasta donde el motor se los permita; no respetan señales de tránsito, banquetas, otros vehículos y peatones. Son el Reino del desorden.

Y todo esto no lo podemos componer ni usted ni yo, solo las autoridades y cuidado…. no mediante retenes que nada resuelven y solo dificultan más el tránsito, sino poniendo las cosas en orden y cumpliendo sus tareas, que al final de cuentas es para lo que se les paga.

Termino recordando algo que vi en la tele: En un municipio cercano, un vecino se quejó ante el policía de tránsito de lo que hacía un motorista; el policía simplemente le contestó que el alcalde había dado instrucciones de no molestar a los motoristas, porque ya vienen las elecciones y son votos que necesita.