De mi juventud a la actualidad ha pasado un poco de tiempo, pero con los cambios ocurridos – no hablo de tecnología ni de viajes-, en conductas y orden social, las cosas, por decirlo de alguna manera, están muy alejadas de lo que podría esperar.
El derecho más reclamado y mayormente defendido es el de la PROPIEDAD PRIVADA. Muy bien, pero ahora es común que para entrar a su casa usted tenga que pasar garitas y distintas cámaras que graban su paso; es común que usted no pueda disponer libremente de sus bienes, hay sitios en los que previamente a darlos en arrendamiento, un consejo directivo debe aprobar al prospecto. Tener mascotas ya no es tan sencillo, en ocasiones es prohibido; la pintura de su casa debe ser autorizada por aquel consejo; sus visitas quedan registradas; pienso que la cacareada propiedad privada ha sido disminuida a expresiones irrisorias.
La Intimidad, paso a la historia. Ahora le vigilan sus amistades, comentarios, charlas sociales, llamadas telefónicas, idas y venidas. Le controlan la hora en que se acuesta y en que se levanta, conocen sus gustos, si lo quieren localizar, basta un pequeño aparatito para encontrarlo, y no me diga que no, porque todo quedo grabado.
Nos enseñaron la teoría del negocio jurídico y la forma de los contratos, pero ahora: usted pide por mail, se lo envían desde saber que país, le cobran electrónicamente y al final de cuentas, lo que le mandaron o no es de su talla o no es del color que esperaba. ¿A quién le puede reclamar; en qué oficina puede poner su queja, qué constancia tiene, en qué tribunal presentará su demanda? Las teorías y fórmulas legales pasaron a la historia.
Salvo excepciones muy determinadas, la justicia era pública, ahora todo está bajo reserva.
El que mata a tres, inmediatamente sale de la cárcel, hasta le piden disculpas por haberlo interrumpido; pero al que denuncia fraudes y corruptelas lo mantienen en la sombra por años.
Al Abogado, cuya función es dirigir y procurar los asuntos a su cargo, ya no se le permite hablar con el juez, cuesta que le permitan examinar un expediente y ni un lugar decente para atenderlo existe.
Las cuestiones electorales dejaron de tener como autoridad al Tribunal Supremo, ahora la autoridad es el MP.
Son pocos, muy pocos los antejuicios planteados contra los presidentes de la Republica en los últimos 200 años, pero en menos de 8 meses, se han planteado tres o más contra el Presidente actual.
Al rector se le elegía, ahora se le impuso a punta de cañón.
Se buscaban las magistraturas para hacer justicia, ahora se buscan para conseguir antejuicio.
Como se consigna en “Noticia de Un Secuestro” a DIOS se le pide protección para cometer crimines e impunidad.
Los agentes de tránsito dejaron de ser tales para convertirse en cobradores de la municipalidad.
La aceras o banquetas destinadas a los peatones, ahora son pistas de carrera para motos.
La señorita Guatemala, ahora ya no necesita ser señorita.
Es malo decir que todo tiempo pasado fue mejor, pero es lícito decir que la razón, el sentido lógico que deben tener las cosas y el cumplimiento de las leyes, han quedado por un lado.
¿Dónde vamos a parar……?