NO NOS CALLARÁN

Juan Francisco Sandoval
Juan Francisco Sandoval

La primera Navidad que, por razones conocidas, pasaré fuera de Guatemala, es una ocasión propicia para recordar y reconocer el esfuerzo de muchos guatemaltecos. Operadores de justicia, integrantes de la sociedad civil organizada, periodistas independientes, ciudadanos comunes y corrientes que desde el ámbito correspondiente y con su valioso concurso, impulsaron a que pudiéramos detectar, investigar, procesar y exponer las fallas sistémicas del malogrado Estado guatemalteco.

Hoy soy víctima del plan siniestro, de la agria venganza de quienes fueron expuestos como los causantes de los lastres sociales que socavan las instituciones del Estado y que afectan a la gente de Guatemala, fundamentalmente, a los de más escasos recursos.

Quienes hoy aplauden como un éxito el aplacamiento del Ministerio Público, como una institución que durante algún tiempo se convirtió en uno de los escaparates para la edificación de la cultura de legalidad, no guardan sosiego, porque saben que los ciudadanos conocemos la manera en que se sostiene el sistema inequitativo que conduce al país.

Ahora bien, con el paso de los días, reafirmo mi convicción de que la construcción de una mejor sociedad, debe transitar por la senda de construir un sólido sistema de justicia. Sistema de justicia que hoy se encuentra en crisis, con situaciones que sobra repetirlas: magistrados electos por compromisos partidarios y quienes tienen 26 meses de exceso en sus funciones; una Fiscal General plegada a la protección de la corrupción gubernamental y quien procura el desmantelamiento del esfuerzo anticorrupción; la conformación antojadiza y conveniente de la Corte de Constitucionalidad.

El 2022, en medio del desosiego de la inestable y compleja situación de Guatemala, debe dar esperanza para apuntalar esfuerzos para erigir instituciones sólidas. Quienes se sienten satisfechos ante el desmantelamiento del sistema judicial y celebran la instrumentalización del sistema judicial para la persecución de las voces disidentes, nunca podrán festejar a plenitud, porque jamás podrán secuestrar nuestros sueños, robar nuestros ideales, NO NOS CALLARÁN.

Feliz Navidad querido pueblo de Guatemala.