LAS TENDENCIAS ELECTORALES: ¿QUIÉN SE PERFILA COMO GANADOR?

Luis Fernando Mack

La mejor y más confiable encuesta es la que los ciudadanos realizan el día de las elecciones.

Una pregunta obligada que me hacen cuando hablo del tema electoral es cuál será mi pronóstico sobre el posible ganador o ganadora de las elecciones 2023, especialmente porque ya para estas fechas, existe suficiente evidencia acumulada para destacar quienes son los candidatos o candidatas que van al frente, y quienes se han rezagado en la contienda electoral. Con esta información, los ciudadanos empiezan a pensar ya en forma seria y consiente, por quién finalmente terminarán decidiéndose el día de las elecciones, que, estrictamente hablando, es la mejor y más fiable encuesta electoral.

En la literatura, existe un acalorado debate sobre la posible influencia de las encuestas sobre el ánimo del votante, concluyéndose que dicho efecto puede agruparse en 4 posibles reacciones: 1. Refuerzo de la tendencia ganadora, el efecto arrastre “o bandwagon”; 2. La tendencia de solidaridad hacia el o los perdedores, o efecto “underdog”, que es la reacción contraria a la anterior; 3. El apoyo al que sube, o efecto “momentum”, que consolida al actor emergente; y 4. El voto útil: el cálculo del elector que imagina que opción tiene más probabilidades de derrotar a una opción que considera la peor, o aquella con la que considera obtendrá mayor beneficio personal o social.

Cualquiera que sea la reacción del ciudadano que conoce el resultado de una encuesta, lo cierto es que las encuestas son factores decisivos que el elector considera a la hora de votar, haciendo que frecuentemente exista un cambio en la intención original del ciudadano: muchas veces, la persona sopesa la posibilidad real que tiene el o la candidata predilecta de acuerdo a la información que proporciona la encuesta electoral, desalentando el voto por los candidatos que menos intención de voto se les reporta, lo que produce una “profecía autocumplida”: los candidatos punteros reportados tienden a recibir más intención de voto, y los menos favorecidos, a perder apoyo popular, con lo que se consolida la tendencia anunciada.

En el caso de las elecciones actuales, todos hablan en los últimos días de la supuesta “sorpresa” que representa un candidato que ha empezado a colarse al cuarto puesto, con lo cual ya empezó la especulación sobre si éste candidato en particular puede ser el nuevo “outsider” que termine arrasando con la elección, tal como ya ha ocurrido tres veces antes: en 1990, cuando emergió Jorge Serrano Elías, en 2015, cuando surgió de la nada Jimmy Morales, y en 2019, cuando se posicionó el eterno perdedor, Alejandro Giammattei. Ante esta tendencia, ya hay despistados que anticipan una situación similar, con lo cual, Carlos Pineda sería el próximo ungido electoral para el período 2023 – 2027.

Al respecto, difiero radicalmente de esta supuesta tendencia inexorable: en primer lugar, es un error empezar a tomar a Pineda como un contendiente serio, ya que su campaña está tapizada de inconsistencias y declaraciones populistas; en segundo lugar, en la medida en que asumimos que es el candidato a vencer, empezamos a hablar y teorizar sobre lo bueno o malo que es este señor, con lo que solo le hacemos el gran favor de posicionarlo más en la mente de los ciudadanos. El mercadeo político es claro: hay que alentar que se hable de una persona, ya sea para alabarlo o criticarlo. Justo por ello, nunca más hablaré del susodicho en mis posteriores análisis.

Un segundo error es otorgarles a las encuestas más valor que la que tienen: nadie va al supermercado viendo encuestas de compra y venta, para elegir el producto que los consumidores han comprado más en el pasado: uno elige el producto que más se adecua a lo que uno busca. En la misma línea, es un error garrafal elegir un candidato en base a la posible popularidad que se reporta. ¿Y si la encuesta fue intencionalmente producida para alentar una reacción a favor de un candidato? La conclusión: en los procesos electorales, nada está escrito, y el resultado de la elección será el cálculo que realice cada ciudadano, el día de la elección: si todos votan tomando en cuenta las encuestas, el resultado será muy parecido a lo que se ha anunciado.

Moraleja: no cambie de candidato o candidata por ninguna razón que no sea la propia convicción de que el elegido, es el más preparado, con la mejor propuesta o con el mejor equipo de gobierno.