LA ESPERANZA DE UN BUEN AÑO PARA TODOS LOS GUATEMALTECOS

Luis F. Linares López

En junio de 2020, por amable invitación del director de EPICENTRO GT, Lic. Eder Juárez, escribí mi primer artículo para este medio electrónico, que mucho me honra, por ser parte – sin duda la más modesta – del distinguido grupo de columnistas que Eder tuvo el acierto de convocar, para compartir con los lectores reflexiones y propuestas generalmente relacionadas con el acontecer nacional.   Tuve la intención de escribir un artículo previo a la celebración de la Navidad, pero  en esos días se acumularon compromisos de trabajo, aparte de la dicha de acompañar a nuestro sexto nieto – José Miguel Quintana Linares – a recibir el sacramento del bautismo. 

La intención era enfatizar en dos aspectos que resaltan en Navidad.  Por una parte, la reiteración del mensaje de solidaridad – el amor al prójimo – que trajo Jesús al mundo.  Y por la otra, que la Navidad nos pone siempre de manifiesto las enormes desigualdades que prevalecen en Guatemala, donde una minoría tiene de sobra o lo suficiente para celebrarla, en tanto que la gran mayoría de los guatemaltecos sufren de enormes privaciones, que se ven agravadas ante la demostración de consumo, casi irracional, en el que muchos incurrimos. 

Este final de año coincide con el 25 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, que representaron una gran oportunidad para cambiar la faz de este paraíso desigual.  Si se hubieran cumplido los Acuerdos en la parte relativa a impulsar una política económica orientada a impedir que se produzcan procesos de exclusión, y a optimizar los beneficios del crecimiento para todos los guatemaltecos, como se indica en el numeral 8 del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, Guatemala sería muy diferente a la que tenemos actualmente.  

Los 25 años transcurridos desde aquella firma esperanzadora serían más que suficientes para construir una Guatemala diferente.  Pero, casi sin excepción, los sucesivos gobiernos se han limitado a una celebración que luce cada vez más hipócrita, sin hacer el mínimo esfuerzo por retomar el rumbo marcado por los Acuerdos.  El resultado es una mayoría cada vez más pobre, contradiciendo los supuestos logros de la estabilidad macroeconómica y del crecimiento, que son sostenidos por el flujo de remesas que envían los que no encontraron oportunidades para una vida digna en el suelo que los vio nacer.  Remesas de cuyos montos se ufanan los responsables de la política económica, olvidando que son producto del sufrimiento y de la incertidumbre que acompaña siempre a los migrantes irregulares.

Las dos últimas colaboraciones para EPICENTRO GT las dedicamos a poner en evidencia la gran distancia entre el discurso y la realidad que hay en las acciones del actual Gobierno, como la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, que concluiremos en la próxima entrega.  La falta de compromiso real con dicha Cruzada permite afirmar que este, al igual que los gobiernos anteriores, no están interesados en la solución de nuestros problemas estructurales.   Sus prioridades son el servicio a los intereses del poder económico y el saqueo de los recursos públicos.  En condiciones tan adversas queremos mantener esperanza en la solución, que solamente puede venir del despertar de las grandes mayorías. El mensaje navideño de mi querido amigo Diego Vera Jurado, destacado profesor de la Universidad de Málaga, tomado de una frase que me dice le acompaña desde que leyera Rayuela, la obra cumbre del gigante Julio Cortázar, me fortalece en esa convicción y espero que sea compartido por los lectores de EPICENTRO GT en el nuevo año y los venideros: “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza.  La esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose”.  Que 2022 sean un año bueno para todos, especialmente para quienes enfrentan tantas privaciones.