Con el lema “vamos por un país de lectores”, la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua 2024) llega con un programa formidable. Del 4 al 14 de julio los guatemaltecos tendrán acceso a entrevistas y conversatorios sobre obras literarias y temas de actualidad, a que sus autores favoritos les firmen esos libros que les han hecho soñar, a los stands de las principales editoriales y librerías del país y mucho más. Este año, con toda justicia, Filgua 2024 se dedica a Francisco Pérez de Antón, escritor, periodista, editorialista e historiador que ha dejado honda huella en el andar literario de Guatemala y del mundo de habla española.
Filgua 2024 ha adoptado como tema la migración, fenómeno de dimensiones globales que para los guatemaltecos presenta aristas culturales, antropológicas, económicas y sociales de suma importancia. Empero, esto no significa que las presentaciones de obras y autores, paneles de discusión o las entrevistas vayan a versar solamente sobre ese tema. De ninguna manera. La variedad que se aprecia de tan solo echar una mirada al programa es impresionante. Desde las obras infantiles hasta los Premio Nóbel –como la colección de F&G Editores de las obras de Miguel Ángel Asturias–, la diversidad de géneros, temas y autores es una fórmula exitosa para atraer todos los gustos, edades y apetitos por las letras estéticas, científicas o culturales.
Como si todo lo anterior fuera poco, Filgua 2024 nos trae conciertos, clases de kaqchikel, la II Conferencia Internacional sobre Literatura Centroamericana Contemporánea y la I Conferencia Internacional Filgua sobre Lingüística Maya. Creo que esta última es un aporte sumamente valioso para todos los guatemaltecos, porque, en mi experiencia al menos, nada o casi nada nos ofrece el proceso educativo formal sobre un aspecto esencial de nuestra identidad.
Estoy convencido de que esta Feria Internacional del Libro en Guatemala pone de manifiesto que hay “otra Guatemala” vibrante, apasionada, culta y de notable riqueza y diversidad que, afortunadamente, contrasta con la dimensión política del país. Por supuesto, no todos los que participan en política merecen censura ni reproche. Me refiero a que, cuando se aprecia la prodigalidad de esta fiesta literaria, su vitalidad y alcances, las instituciones políticas del Estado y sus líderes –dejando a salvo las excepciones que, insisto, existen—parecen de otro mundo.
Pero, esta feria internacional del libro también tiene una dimensión empresarial digna de mención. La cantidad de editoriales, librerías y proveedores de servicios y mercancías de todo tipo que tienen que concurrir para el éxito de un evento de esta magnitud revela, me parece, el dinamismo empresarial del sector cultural y literario de Guatemala. Basta con echar un vistazo al plano de los stands de la feria para apreciar la importancia que tiene para la vida económica del país.
Ahora, falta lo principal. Que ese público para el que se ha organizado Filgua 2024 responda. Que acuda a recorrer los pasillos de la feria en busca de sus escritores favoritos, a escuchar las conferencias de su preferencia, a aprender del fascinante mundo de las letras, a disfrutar de una experiencia que se sugiere inigualable. Sea que se trate de lectores empedernidos o de quienes por primera vez se acercan a la magia de la palabra escrita, de las historias, de la vida humana transmitida metafóricamente hablando por la tinta de tantas buenas plumas, esta oportunidad no puede desaprovecharse.