Los obispos de Guatemala a través de la Conferencia Episcopal, emitieron un comunicado tras la asamblea plenaria anual en la que señalaron que aún con el deterioro de la democracia y la justicia, es posible un proceso electoral honesto y transparente.
“El deterioro de la democracia y de la aplicación de la justicia debido a la corrupción se ha hecho cada vez más evidente y el inicio del proceso electoral, en este contexto, se torna complejo y provoca escepticismo y desconfianza en el país. No obstante, creemos en la posibilidad de la democracia como sistema de gobierno que evite la centralización y manipulación del poder. Es posible promover, aún en esas circunstancias, un proceso honesto y transparente. Hemos de actuar de tal manera que tanto electores como candidatos busquemos el bien común”, manifestó la Conferencia Episcopal de Guatemala.
Asimismo, indicaron que la realidad que se está viviendo en el país les recuerda la vocación de pastores y los desafían a trabajar buscando nuevos caminos. “Nos sentimos llamados a escuchar estos signos de los tiempos y a continuar el camino de reflexión, escucha y discernimiento propuestos por el sínodo universal de la iglesia”.
Los obispos aseguraron que el tiempo postpandemia ha tenido consecuencias en lo económico, en la salud física y mental. “Esta experiencia nos pide no dejar en el olvido las desigualdades e injusticias que la misma develo. Tuvo también consecuencias en el desarrollo de las actividades de la Iglesia, por lo que urgimos a volver a reunirnos presencialmente sobre todo en la celebración eucarística”.
Agregaron que es evidente el deterioro social y la violencia contra la mujer. Además, se mostraron preocupados por los conflictos territoriales en Nahualá-Ixtahuacán y Tajumulco-lxchiguán. “Hacemos un llamado a la paz y la reconciliación a los habitantes y pedimos a las autoridades responsables que ejerzan su mandato constitucional para favorecer la solución del problema”.
